FELICIDAD O INFELICIDAD
Érase una vez, un niño llamado Jaime. Era muy feliz porque siempre jugaba con sus amigos en el parque, en el colegio y salía con su familia. Cuando cumplió 10 años, le regalaron un móvil. A partir de ese momento empezó a descubrir lo divertido que era tener un móvil. Empezó a jugar online, a descubrir las redes sociales.
A partir de ahí, poco a poco empezó a perder sus amigos porque ya no salía a jugar al parque y tampoco salía con sus padres. Se encerró en su habitación, pasaron las horas, los días y él seguía perdido en su mundo de internet.
Como sacaba buenas notas sus padres no le llamaban la atención, pero si notaron que le estaban perdiendo y que cada vez estaba más triste. Intentaron hablar con él, pero seguía en su mundo.
Un día conoció a una niña por internet. Esa niña le empezó a decir lo feliz que era jugando con sus amigos, lo bien que lo pasaba en el cine con sus padres. Esta niña, que se llamaba Sara le preguntaba qué hacía él, y él nunca la contestaba.
Poco a poco se fue sintiendo vacío e infeliz, Sara se dio cuenta y un día le invito a jugar en el parque. Jaime fue sin dudarlo porque él la quería conocer. El notó que ella siempre estaba feliz, pero Jaime no podía trasmitir lo mismo. Entonces, Sara hablo con él y le hizo ver que le hacía falta volver a jugar y divertirse con sus amigos.
Al día siguiente volvió a quedar con Sara y jugó todo el día con ella y sus amigos, volvió a encontrar esa felicidad que había perdido.
Sus padres hablaron con él y se dieron cuenta que volvía a ser el niño que era antes.
Jaime y Sara fueron los mejores amigos incluso hasta la universidad.
Moraleja:
Internet está muy bien porque descubres cosas nuevas, porque en un principio es divertido y porque te ayuda a la hora de hacer cosas. Pero, todo tiene que ser en su justa medida. Puedes utilizar internet de vez en cuando, pero nunca tienes que dejar de divertirte y de ser feliz.