Kalya y el internet.
Había una vez, una niña que vivía en un país con pocos recursos y en el colegio al que iba tampoco tenian grandes lujos. La niña se llamaba Kayla. En su colegio no había ni tablets ni ordenadores, por lo tanto no tenían internet y usaban libros (bastante desactualizados). Kayla estaba triste porque quería aprender más, porque en su colegio no enseñaban mucho.
Así que un día al descubrir, que con los ordenadores y las tablets se podía aprender todo lo que uno quisiera, se propuso ahorrar para comprar un ordenador.
Al cabo de unos meses, consiguió el dinero necesario para conseguirlo. Durante unas semanas se divirtió mucho aprendiendo todo lo que quería hablando con gente y mirando documentales. Pero pensó:
Si comparto esta diversión con todos los niños de la clase aprenderán también.
El día que lo llevó al colegio dejó usar el ordenador a todo el mundo de su clase.
Hasta que un día vio que no todo el mundo compartía su forma de usar internet.
Kayla le dijó a su compañero Marc:
– El ordenador no está aquí para eso-
el niño le contestó:
- Da igual yo quiero divertirme a mi manera-.
Al día siguiente restringío todo lo que no era para aprender.
Después de un tiempo toda la clase aprendió mucho, y la gente se dio cuenta de que con internet también se puede aprender.