Nieves Bolós
En esa época estaba en Milán, recuerdo que me pasaba horas corriendo en aquella cinta del gimnasio, me ponía la última para no llamar la atención. Vino a verme un ángel de la guarda, todos tenemos uno, y en mi caso, se materializó en uno de los entrenadores del gimnasio Greg, hoy en día, le sigo dando las gracias. Greg o Gregorio para los amigos.
Me sacó de esa cinta de correr y me ensenó el mundo de las pesas. Obviamente empecé “por probar” y con muy poco peso, y a las semanas estaba enganchada! Y no por un cambio físico, porque tarde mucho tiempo en recuperar mi masa muscular, sino en cómo me sentía; me sentía más fuerte, con energía, feliz y ya no hubo marcha atrás.