El Ángel de internet
El ángel de internet
Celia era una niña normal, que vivía en una ciudad normal, dentro de una familia normal, iba a un colegio normal y hacía cosas normales de su edad.
En su tiempo libre, le gustaba jugar con sus amigas al “pilla pilla”, al escondite y últimamente había cogido afición a jugar a pádel y a baloncesto.
Todo cambió cuando una pandemia hizo que los habitantes tuvieran que confinarse en su casa. Eso hizo que Celia descubriera otras formas de entretenerse, descubrió los juegos en los móviles de sus padres y después, aprendió a acceder a internet en el ordenador de su hermano mayor.
Al principio no entendía muy bien cómo iba eso de internet, pero poco a poco lo fue entendiendo y cada vez pasaba más horas con el ordenador. Sus padres ya empezaban a preocuparse del comportamiento de Celia, ya que lo único que quería hacer era sentarse en frente de esa pantalla luminosa.
Un buen día mientras Celia buscaba un videojuego de acción, un hombre vestido de blanco se le apareció en la pantalla y le susurró: “Celia soy tu Ángel guardián, debo avisarte que si no empiezas a controlar el tiempo que pasas en internet habrá consecuencias”, Celia bajó la tapa del ordenador y se echó para atrás. Asustada se fue a cenar y no quiso comentar nada sobre lo ocurrido. Pensó que todo había sido fruto de su imaginación.
Ese día se fue pronto a la cama y pensó que a la mañana siguiente se sentiría más despejada. Pasó la noche y se levantó como todos los días pensando en jugar. Todas las mañanas era la misma discusión “¡Celia ven a desayunar, no te pongas ya con el ordenador!”, ella no podía evitarlo, sólo quería sentarse frente a su amigo fiel.
Pasó una semana y Celia seguía jugando cada día más. Un buen día mientras jugaba a un juego de terror, de repente se le volvió a aparecer aquel hombre vestido de blanco. Esta vez no le habló, directamente le agarró del brazo, le metió en el ordenador y le dijo: “siéntate aquí que te voy a explicar el peligro de internet “, Celia se encontró dentro de una habitación llena de pantallas.
El ángel guardián le decía mientras iba señalando diferentes pantallas: “Este chico empezó a obsesionarse con los videojuegos y ahora tiene 23 años y no tiene ni la carrera, ni un trabajo con el que vivir, ni amigos... Esta chica cada vez tiene menos vista por pasar tanto tiempo en una pequeña pantalla, este otro niño tiene problemas porque compartió sus datos personales con un desconocido y le intentaron secuestrar”. Celia le interrumpió y dijo: “¡ya no volveré a tocar un ordenador! Él le dijo: “¡no Celia!, con esto quiero que controles los tiempos que pasas con internet”.
Ella lo comprendió y el ángel le permitió salir de la pantalla. Al día siguiente Celia obedeció al ángel y siguió con su vida, estudiando, pasando tiempo con la familia, jugando a juegos de mesa etc. Se sentía mucho mejor y ya solo le faltaba esperar a que la pandemia le dejara volver a su mundo normal como cuando empezó esta historia.