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C.B.M. HERNÁNDEZ ARDIETA

<p>Hace unos años, no muchos, cerca de mi casa vivía una niña llamada Ashley. Éramos muy amigas y pasábamos la mayor parte del tiempo juntas. Nos encantaba hacer pulseritas, jugar a las muñecas… Pero empecemos desde el principio:<br class='autobr' />
Una mañana de otoño, muy temprano, vi a Ashley hacerme señas a través de su ventana. Era su 13 cumpleaños y me estaba llamando para que fuera a su casa. Me levanté y salí por la ventana dirigiéndome hacía la suya por un pequeño puente que habíamos hecho entre ventana y ventana. Llegué y allí nos pasamos la mañana charlando hasta que fueron las ocho y media, ¡teníamos que darnos prisa o de lo contrario llegaríamos tarde al cole! Salí corriendo por la ventana y cuando llegué me hice la dormida. Justamente en ese instante entró mi padre a despertarme. Al llegar al colegio Ashley me dijo que el regalo de sus padres había sido ¡un móvil! Me alegré y me dirigí a mi clase pensando que desde ese momento todo cambiaría, y no me equivocaba. Desde ese día, Ashley ya no salía de su habitación. Estaba todo el día encerrada con el móvil y ya no era la misma. Cada vez que la invitaba a mi casa me contestaba de una manera muy grosera y yo me sentía muy sola, pues ella era mi única amiga. Así pasaron varios meses, creo que cinco o seis. Ella y su familia desaparecieron. En su casa vivía ahora una pareja con siete niños revoltosos, pero esa es otra historia. ¿Qué le había pasado a mi mejor amiga? Estuve todo el fin de semana investigando pero nadie sabía nada. El lunes por la mañana llegué al instituto mucho antes de lo normal, de repente me llegó una notificación al móvil que me habían regalado la semana pasada. Era una foto en Instagram, como tenía tiempo decidí verlo. Al entrar me quedé estupefacta: era una foto dónde aparecía Ashley vestida con una ropa muy provocativa y besando a mi ex. Me asusté, se me paró la respiración y empecé a llorar descontroladamente. En ese momento apareció Fideo, el limpiador de la escuela y me consoló. Horas más tardes ya estaba mucho mejor y empecé a investigar sobre lo ocurrido. Después de un rato, ya había encontrado suficiente información. Resulta que Ashley había publicado su dirección sin querer y cinco minutos después se había dado cuenta y la había eliminado. Pero ya era demasiado tarde. Un tal @patricio21 la tenía. Desde ese momento empezó a hacerle chantaje hasta fastidiarle la vida. Ese día aprendí una lección y también tome una decisión. Compartir información privada en las redes puede perjudicar, por eso decidí que iba a ayudar a Ashley a acabar con los problemas que se habían ocasionado por algunas malas decisiones que había tomado.</p>
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ASHLEY DESCUBRE EL LADO OSCURO DE INTERNET.

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